Victor Hugo Chambi O. / Cambio
Terminal Puerto de Arica (TPA), el operador portuario en la ciudad chilena del mismo nombre, admitió que el creciente comercio internacional boliviano rebasó su capacidad.
David Sánchez, gerente ejecutivo de la empresa estratégica Administración de Servicios Portuarios – Bolivia (ASP-B), reveló que “ellos (TPA) dicen y reconocen que ya no tienen más capacidad en Arica, que estos incrementos de la carga boliviana los dejó sin esa capacidad”.
“Por lo tanto –dijo – nosotros requerimos que nos hagan conocer en qué medida el Estado boliviano puede mejorar las condiciones en Arica, porque si ellos están viendo que no pueden atender, lo más honesto, así como lo reconocieron en Arica, es que ellos puedan generar las opciones para que Bolivia a través de la ASP-B genere mejores condiciones a la carga boliviana, a la importación y la exportación”.
Arica es el principal puerto por el cual la mercadería boliviana transita, pero también por donde se importa la mayor cantidad de productos.
De acuerdo con los datos de ASP-B, alrededor de dos millones de toneladas de la mercadería que es importada hacia Bolivia, llega por Arica, eso representa el 60 por ciento del total de las importaciones bolivianas.
En cuanto a las exportaciones, Arica también representa un puerto importante ya que cerca de 100.000 toneladas de productos bolivianos, entre minerales, alimentos, soya y manufacturas salen por esa vía.
Una de las mayores dificultades que se tiene en Arica es el incumplimiento de los cronogramas de carga y descarga de mercaderías por parte del operador privado chileno.
“Todo lo que llega o recibimos en Arica, lo matrizamos y en la misma planificamos para cada barco, la cantidad de mercadería que va llegar y el tipo de la misma con esa matriz se planifican las faenas de carga y descarga”, relató Sánchez.
“Por ejemplo -añadió- para un determinado barco tenemos tres faenas, en tres turnos, es decir 24 horas, esa información la entregamos al operador portuario chileno, la privada Terminal Puerto de Arica y sucede que en cada faena hay un retraso de 60 ó 50 por ciento, entonces la mitad de lo planificado se posterga para el siguiente turno, ahí luego se genera otro rezago que va al tercer turno, en resumen lo que se debe hacer en un día, se hace en dos o tres días, eso genera un costo extra para los bolivianos”.
A diferencia del operador chileno, ASP-B tiene planificado un trabajo de 24 horas, los siete días de la semana, periodicidad con la cual se planifica un trabajo ágil para la mercadería boliviana, pero que no es cumplida por el operador TPA, “estamos sujetos a un servicio monopólico”, lo que es una desventaja para Bolivia, apuntó Sánchez.
Fuente: Cambio